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FUENTE EGIPCIA
Título
de la obra: Fuente egipcia. Popularmente se la conoce por los
sobrenombres de “Fuente del Mallo”, “El Canopo”, “La
tripona” o “La Gorda”
Autor:
La fuente fue un encargo de Fernando VII, y construida por Isidro
González Velázquez.
Cronología:
La obra se encuadra a principios del siglo XIX. Se comienza a
construir en 1819, pero por diferentes circunstancias no se inaugura
hasta treinta y un años más tarde, en 1850.
Dimensiones:
15 m de largo x 10 de ancho x 4 m de altura. En el siglo XIX, el
conjunto se remataba por una estatua de bulto redondo que
representaba a Osiris, sobre el pedestal que actualmente puede verse,
aunque sus medidas se desconocen.
Materiales
utilizados: Piedra y ladrillo. Las esfinges que coronan los
dos remates triangulares de la fuente eran originalmente de escayola,
pero debido a su fragilidad, se reemplazaron por otras de piedra.
En
cuanto a la técnica, tanto las esfinges como el vaso canopo que se
encuentra en la hornacina central del frontón son esculturas de
bulto redondo.
Localización:
Se instala al oeste del Estanque Grande del Retiro, según se mira
hacia el monumento de Alfonso XII, en el actual Paseo Venezuela,
entre dos quioscos, que originalmente eran norias para traer el agua.
Comentario:
Se trata de una fuente imbuida en un conjunto arquitectónico
formado por dos pisos, ambos rectangulares, siendo el superior de
menores dimensiones. En uno de los lados, como formando la entrada de
un templete vemos una estructura triangular a modo de frontón, sobre
cuyos ángulos descansan dos pedestales paralelepípedos que sirven
de base a sendas esfinges de bulto redondo. Ambas se miran la una a
la otra. En la zona central de esa portada se abre una horadación en
el muro para dar cabida a una hornacina, cuyo perímetro está
formado por sillares de piedra formando un arco, cuya clave sobresale
del conjunto. En el interior de ese arco vemos una escultura de bulto
redondo que representa a un vaso canopo con cubierta antropomorfa
cuya cabeza lleva un tocado faraónico. Se asienta sobre el pedestal
donde se sitúa la fuente.
En
la parte superior del arco, entre las dos esfinges se levanta un
pilar cuadrangular en cuya cima hay tres listeles en orden creciente.
Sobre estos, un pedestal que serviría de base para alojar una
estatua de Osiris, hoy desaparecida.
Los
paramentos del conjunto arquitectónico se encuentran enmarcados por
los mismos sillares de piedra que formaban el arco . El interior de
estos está recubierto de ladrillo. Esto no ocurre en los lados, ya
que solo se utiliza la piedra para la señalización de los pisos, y
no para enmarcarlos.
La
obra se enmarca en la primera mitad del siglo XIX, siendo el producto
de un hecho muy significativo, a saber, el redescubrimiento de la
cultura egipcia gracias a la expedición fallida de Napoleón al país
de los faraones. Esto repercute profundamente a nivel social, desde
los círculos de eruditos interesados ante un gran campo a descubrir,
hasta en la moda, apreciándose en las vestimentas, la bisutería. En
el terreno artístico, tanto las artes mayores como menores
experimentarán una variedad de formas evocando aquel pasado
cultural. Es decisivo en este sentido la “Description de l´Egypte”,
un compendio de láminas elaborados por los sabios que acompañaron a
Napoleón en sus campañas, fruto del cual los artistas europeos
tomaron como inspiración para sus egipcierías, como se dieron en
llamar a las obras de arte que propugnaban este renacimiento de lo
egipcio.
Es
importante el libro citado, porque fue el medio a través del cual se
difunde en España, de manos de los ilustrados. La corona no tarda en
hacerse eco de que las egipcierías inundan las cortes europeas, y
uno de las consecuencias es esta fuente instalada en el Retiro. Como
se ha explicado antes, la fuente venía rematada por una estatua de
Osiris, muy vinculado al agua por ser uno de los principales
responsables de la crecida del Nilo, asociada a su vez con la
fertilidad.
Fernando
VII encarga a Isidro Fernández Velázquez la ejecución de la obra,
la cual no se inaugura hasta treinta años más tarde, junto al Gran
Estanque del Retiro, sobre un depósito de agua -a sus lados había
norias para mover el agua, donde hoy se sitúan los quioscos-, que
aún hoy continúa siéndolo, a pesar de que la fuente se secó hace
más de una década.
En
la época en que se construye la fuente, la corona realizaba
numerosos juegos con sus cortesanos aprovechando los jardines del
Retiro. La zona del Gran Estanque se convirtió en el escenario de
numerosas naumaquias, aunque pronto se cansarían de tanta batalla
escenificada y optaron por una mayor variabilidad. De aquí procede
una de las leyendas de la fuente, ya que uno de los juegos consistía
en esconder tesoros por toda la zona. Una de las veces en que se
escondió, el responsable de decir el lugar, murió repentinamente. A
pesar de las numerosas búsquedas, no logró encontrarse. Muchos
aseguran que es en la “Tripona” -como llamaban al vaso canopo de
la fuente- donde se esconden los doblones de oro. A principios del
siglo XX se creyó haber encontrado el famoso tesoro; sin embargo,
las monedas no correspondían al reinado de Fernando VII.
Fuente Egipcia (elaboración propia) |
Antonio Carrasco Sabroso 2º A3
MONUMENTO
HERMANOS ÁLVAREZ QUINTERO
Título
de la obra: Monumento Hermanos Álvarez Quintero
Autor:
El conjunto escultórico pertenece a Lorenzo Coullaut – Valera,
acabando la obra posteriormente su hijo, Federico Coullaut – Valera
Mendigutia.
Cronología:
Se inaugura el 2 de diciembre de 1934 en una ceremonia presidida por
Rafael Salazar Alonso e Isacio Contreras Rodríguez, alcaldes de
Madrid y Sevilla respectivamente.
Dimensiones:
6,10 x 14 x 8,50 m
Material
y técnicas utilizados: La obra puede dividirse en la
producción del padre y del hijo. La primera corresponde a la
sevillana y a la estructura arquitectónica sobre la que se
encuentra. Está realizado en mármol. En cuanto a la estatua
ecuestre y su jinete -realizada por el hijo- fue realizada en bronce.
Ambas esculturas son de bulto redondo. Destacar en este apartado el
bajorrelieve en el centro del monumento, que muestra las efigies de
los hermanos Álvarez Quintero, sobre una placa cuadrangular.
Localización:
Se puede ver actualmente en los Jardines del Buen Retiro desde el
paseo de Colombia. Hay que adentrarse en los jardines escasos metros
cerca del cruce con el Paseo del Perú.
Comentario:
Comenzando con la estructura arquitectónica, se trata de un arco de
reminiscencias clásicas sostenido por dos piezas de cuatro columnas
jónicas cada una -bajo cada grupo de cuatro se coloca una vasija-.
Bajo el arco se cobija una figura escultórica femenina, ataviada con
vestimentas andaluzas, que apoya una mano en su cintura y la otra en
la baranda de un balcón de bronce. La cabeza ladeada en dirección a
su enamorado, el cual monta sobre un caballo -ambos de bronce – y
que saluda a la mujer ayudándose de su sombrero y con un gesto algo
más expresivo que el de ella. Parece estar paseando alrededor del
monumento con la chulería típica de las obras de los hermanos
dramaturgos. En este sentido, hay que apuntar el carácter narrativo
del monumento.
Por
debajo de la figura femenina vemos en un primer término el busto de
los hermanos homenajeados de perfil, enmarcados en una placa
rectangular, de la cual, los dos tercios inferiores se destinan a una
inscripción conmemorativa que reza: “A Serafín y Joaquín
Álvarez Quintero, el pueblo de Madrid, con la colaboración y
homenaje de España entera”.
De
los extremos del edificio arquitectónico se abren dos brazos
circulares que rodean una fuente central de la que brota un suave
chorro. Gracias a los altos ejemplares arbóreos que lo envuelve, el
conjunto se fusiona a la perfección con el ambiente donde se
encuentra.
La obra se inauguró en vida de los
hermanos, un acontecimiento poco usual. Sin embargo, debido a su gran
éxito tanto de crítica como de público en las primeras décadas
del siglo XX hicieron que hasta los propios teatros sufragaran el
monumento directamente con su recaudación.
Por motivos que se desconocen, los
propios autores faltaron a la inaguración. Se presentó en su
representación una actriz llamada Concha Catalá, cuyo discurso se
basó en textos de los hermanos.
El sitio fue escogido a propósito,
ya que disfrutaban paseando por los jardines. Para ello, contrataron
a Lorenzo Coullaut (también de Sevilla) quien comenzó la ejecución
del proyecto. No sería el primero que acometía de estas
características. También pasaron por sus manos las estatuas de
Bécquer o de Menéndez y Pelayo. Al morir durante la ejecución del
proyecto, recoge el testigo su hijo, Federico Coullaut – Valera
Mendigutia, quien lo resolvió añadiendo el jinete con su caballo.
Este último es conocido también por su remate del edificio de
Metrópolis.
Cuatro años después de la
inaguración de la estatua, moría Serafín Álvarez Quintero,
dejando bastante afectado a su hermano y compañero de trabajo, el
cual seguiría firmando sus obras posteriores con los nombres de
ambos. Le sobreviviría seis años más.
Además de Madrid, su tierra natal
-Sevilla- también les rindió tributo gracias al tratamiento
literario del costumbrismo andaluz. Se trata de una glorieta en el
Parque María Luisa.
Monumento a los hermanos Álvarez Quintero (Elaboración propia) |
Antonio Carrasco Sabroso 2º A3
FUENTE DE LA ALCACHOFA
Título: La
obra a comentar lleva por título la “fuente de la alcachofa”.
Autor:
Fue un encargo de Carlos III a Ventura Rodríguez.
Cronología:
Siglo XVIII. Se proyecta en 1776 y se finaliza en 1782.
Localización:
Actualmente se encuentra en una de las esquinas del Gran Estanque. Si
se observa el monumento a Alfonso XII de frente, consideraremos su
emplazamiento en la esquina sureste, presidiendo una plazuela
circular.
Materiales:
Toda la fuente está construida con caliza, a excepción del remate
superior, que es de granito. Se extrajo de la cantera de Redueña
(Madrid).
Comentario:
Se trata de una fuente circular de gran diámetro mas no de gran
altura (0, 5 m) cuyos motivos escultóricos se encuentran a modo de
columna en su centro. Para poder explicarla comenzaremos en orden
ascendente, desde el tritón y la nereida. Estos se encuentran
arrodillados, uno a cada lado de un escudo de la ciudad de Madrid (se
observa el oso y el madroño). El tritón a la izquierda mirando
hacia el lado contrario al del escudo, mientras que la nereida mira
al centro del mismo, inclinándose para ver mejor. Están apoyados
sobre la basa de la columna, en cuyo fuste se insertarán las
diferentes esculturas.
Sobre estos dos seres mitológicos
se abre el primero de los pilones sobre el cual se vierte el agua del
surtidor superior. Tiene forma de plato de un diámetro mayor del que
se sitúa por encima. En su parte cóncava encontramos esculpidos
motivos vegetales menos definidos que en el siguiente. Sobre este
plato se encuentran cuatro niños apoyados sobre el fuste cada vez
menor de la columna, cada uno mirando a un punto cardinal. Estos
serán la comunicación entre el primero y el segundo plato, al que
parecen asomarse diversas hojas de gran tamaño, cubriendo tanto su
parte cóncava como la convexa. Mucho más tupida que el plato
anterior.
Finalmente llegamos al surtidor en
forma de alcachofa que da nombre a la fuente, cuyo remate está
construido de granito. El agua que brota de este cae sobre los platos
y sobre dos vasijas a los lados del tritón y la nereida, que simulan
estar apoyadas sobre una superficie rocosa.
La fuente fue un encargo de Carlos
III, monarca que trajo consigo unos fuertes ideales imbuidos del
movimiento cultural de la Ilustración. De reinar en Nápoles pasa a
Madrid, donde encuentra una ciudad muy atrasada urbanísticamente,
necesitada de un plan higienista urgente. Así, derriba gran parte de
un entramado de calles sinuosas, abriendo grandes avenidas y
decorándolas según los patrones neoclásicos del momento. Entran en
juego dos factores: uno, que proceda de Nápoles, donde se habían
descubierto las ruinas de Pompeya y Herculano; dos, que le ayude su
mujer, María Amalia de Sajonia -procedente de un ambiente muy
culto-, en su gran proyecto de reforma de la ciudad, impulsando
centros como la Real Fábrica de Tapices o la de Porcelana.
Entre los grandes arquitectos
protagonistas de esta reforma se encuentra Ventura Rodríguez,
artífice entre otras del Museo del Prado, del Palacio de Liria... En
el apartado que nos ocupa, fue el diseñador de las fuentes más
importantes de la capital, como la Cibeles, la de Neptuno o la que
nos ocupa, la de la Alcachofa, que originalmente estuvo emplazada en
la desaparecida Puerta de Atocha. La idea de trasladarla a su
localización actual se debe al arquitecto José Urioste y Velada, un
siglo más tarde, en 1880. Han pasado doce años desde que los
Jardines del Buen Retiro ya no pertenezcan a los reyes, y en ese
proyecto de remodelación se ubica en la esquina sureste del Gran
Estanque, separada de la fuente del Ángel Caído por el Paseo de la
República de Cuba (el nombre fue puesto posteriormente).
Pero Atocha no se queda sin fuente,
ya que se realiza una copia que hoy se puede ver en la Glorieta de
Carlos V, de menor tamaño y realizada en bronce toda ella. Sin
embargo, el diseño es el mismo, salvo el pilón inferior, donde se
asientan los dos seres mitológicos.
Fuente de la Alcachofa (Elaboración propia) |
Antonio Carrasco Sabroso 2º A3
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