miércoles, 13 de noviembre de 2013

JOAQUÍN ROMERO MARCHENT Y EL WESTERN ESPAÑOL (II): EL CINE DE COYOTES

Como se ha comentado en la entrada anterior, el director madrileño se encontraba en una situación difícil, pues entre 1559 y 1961 no había tenido ninguna oferta como director. Sin embargo, esta situación revertiría muy pronto. El productor Eduardo Manzanos vuelve a cruzarse en su camino, ofreciéndole la dirección de un nuevo film en el que también trabaja José Mallorquí, siendo el encargado del tratamiento argumental. En cuanto al guión, la labor estaría repartida entre Jesús Franco y el propio Marchent. Nace así La venganza del zorro (1961). La realización de esta película se debe, en buena medida, al éxito cosechado por el díptico sobre El Coyote, de ahí el interés de Manzanos por volver al género. Pese a que a priori El Zorro y el Coyote parezcan dos personajes distintos, son casi lo mismo. Y es que Mallorquí se basó en El Zorro que aparece en la película El signo del Zorro (1940) del director Rouben Mamoulian para la creación de su Coyote. Hay muchos elementos que no se pueden obviar: la indumentaria negra, el bigote finamente perfilado, el antifaz, la personalidad del personaje, el contexto en el que se sitúa, etc.

La venganza del Zorro, 1961
En cuanto a los actores, el papel de El Zorro sería llevado a la gran pantalla por el actor norteamericano Frank Latimore, mientras que Howard Vernon interpretaría al villano de la historia, el coronel Clarence. Por último, Mari Luz Galicia, esposa del productor Eduardo Manzanos, daría vida a María, una joven doncella enamorada del Zorro. Entre los actores secundarios cabe destacar a Paul Piaget (sargento Charlie), quien a partir de este momento se convertirá en un rostro habitual en las películas de Marchent.

En la escena que inicia la película, se puede observar cómo un anciano relata una historia a unos niños. La pantalla reza la siguiente frase: 

Las viejas leyendas de California, en tiempo de la conquista de estas tierras por los Estados Unidos de América, nos hablan de un hombre que protegía a las gentes honradas contra la injusticia. Nadie sabía de su verdadera identidad, pero todos le conocían por El Zorro.”

El film está ambientado en la California de 1848, dónde el hispano don José de la Torre, un aristócrata favorable a los ocupantes norteamericanos, mantiene una doble identidad: El Zorro. Ataviándose con un antifaz, este héroe enmascarado combate a los norteamericanos representados en la figura del coronel Clarence, principal antagonista. El argumento de la película tiene claras reminiscencias a El Coyote. No sólo en la figura del Zorro, sino en la del propio coronel Clarence, que recuerda al coronel Clarke de La justicia del Coyote.

Escena de La venganza del Zorro.

Pese a que en un principio La venganza del Zorro pueda tener un cierto continuismo, siguiendo las directrices marcadas por sus dos westerns anteriores, también hay que tener en cuenta sus virtudes. En primer lugar, contaba con un sólido hilo argumental. A diferencia de El Coyote y La justicia del Coyote, no hubo de ser grabada en tales condiciones de rodaje (si recordamos la entrada anterior, fueron completamente neuróticas, teniendo que reescribir el guión prácticamente cada día). Esto propició una mayor coherencia argumental que se plasma en los personajes, mucho mejor caracterizados que en sus anteriores westerns. Además, desde el punto de vista visual el nivel es mucho más elevado que el de los Coyotes; se aleja de los planos extravagantes y apuesta por el uso de la profundidad de campo. Esta técnica consiste en desvirtuar ciertos planos para potenciar otros, consiguiendo así dirigir la atención del espectador hacia un punto determinado de la pantalla. 

Sin embargo, la importancia de este film radica fundamentalmente en su difusión. La distribución italiana de la película permite a Joaquín Romero Marchent realizar coproducciones con este país, lo que resultó determinante para desarrollar una secuela de La venganza del Zorro. Ésta recibiría el título de La sombra del Zorro, aunque en España sería rebautizada como Cabalgando hacia la muerte. Haciendo referencia a este hecho, Marchent dice lo siguiente:

Alberto Grimaldi entonces era un abogado modestísimo e introducido en el cine, que vivía en su propia oficina. […] Además de trabajar en asuntos laborales relacionados con el cine, Grimaldi compraba películas de género y desde Italia las revendía al resto del mundo, dobladas al inglés y ocultando la nacionalidad. Vio La venganza del Zorro, le encantó, la compró y ganó tanto dinero con ella que decidió convertirse él mismo en productor, para hacer otra similar y ganar todavía más. Así surgió el segundo zorro, Cabalgando hacia la muerte, que ya es una coproducción hispano-italiana.”

Por tanto, se puede afirmar que Cabalgando hacia la muerte surge como consecuencia del éxito cosechado por su film anterior. Esta nueva entrega será mucho más ambiciosa, ya que cuenta, no sólo con la financiación de Alberto Grimaldi -que ya entregaba una cuantía bastante notable-, sino también con el apoyo económico de Copercines (empresa de Eduardo Manzanos), y de la productora Eurociné de Lesoeur, aunque en este caso de una manera minoritaria. Incluso el propio Marchent hacía su aportación. Todo esto determina que Cabalgando hacia la muerte sea uno de los grandes films del Western español, aunque este tema queda reservado para una próxima entrada. 


BIBLIOGRAFÍA:
  • Gutiérrez Recacha, P. "Spanish Western. El cine del Oeste como subgénero español (1954-1965)", Madrid, 2010.
  • Urquijo, Patxi. "Joaquín Romero Marchent. La visión humanista.", Nosferatu 41-42, 2002, pp 194-206.
  • Aguilar, Carlos. "Joaquín Romero Marchent. La firmeza del profesional", Almería, 1999. 


Mario Bañón Lorente. 2ºA3


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