martes, 10 de diciembre de 2013

Grandes figuras del Spaghetti Western I

El spaghetti western comenzó a fraguarse a comienzos de los años sesenta, siendo la primera película importante Por un puñado de dólares, este hecho dio lugar a que un grupo de actores adquirieran protagonismo, pasando a ser rostros fijos de este género. Entre el gran elenco de actores haremos hincapié en los que por distintos factores han destacado más:



Lee Van Cleef, Sommerville, New Jersey, EE.UU., 9 de enero de 1925-Oxnard, California, 16 de diciembre de 1989.

Tras servir en la Marina durante la Segunda Guerra Mundial, inicia su carrera como actor en espectáculos de teatro hasta que debuta en el cine en los años cincuenta, interviniendo en más de cincuenta películas, pero siempre con papeles secundarios, donde la mayoría de sus personajes eran malvados sin mucha enjundia. Como consecuencia de no conseguir sus objetivos, llega al punto desmoralizante de dejar la profesión. Tras problemas con el alcohol, es rescatado del olvido por Sergio Leone y lanzado a la fama tras trabajar en dos títulos que marcarían su carrera: La muerte tenía un precio (1965) donde dio vida al coronel Mortimer, un caza recompensas de gatillo fácil, y El bueno, el feo y el malo (1966) donde se graduó en el género, con el magistral personaje de “Sentencia”, compartiendo protagonismo con Clint Eastwood (el bueno) y Eli Wallach (el feo).



Eli Wallach, Brooklyn, New York, EE.UU., 7 de diciembre de 1915.

Uno de los más activos actores de reparto del cine. De origen judío, se graduó en la universidad de Texas, hizo su debut en Broadway en 1945, ganando un premio Tony por el papel principal de La rosa tatuada (1951). Su debut en el cine se produce, precisamente, con otra obra teatral de Tennessee Williams como Baby Doll (1956), participando a partir de aquí en toda clase de largometrajes, que van desde la aventura hasta el drama judicial (Loca, 1987), pasando por El Padrino III, (1990), la fallida comedia americana de Fernando Trueba Two Much (1995) y Mystic River (2003) 


Su debut en el género western fue con el malvado bandido Calavera de Los siete magníficos (1960), aunque su papel más recordado sería el del imprevisible Tuco, el feo, de El bueno, el feo y el malo (1966) que marcó un hito en el spaghetti western. Su achinado rostro le sirvió para interpretar a un japonés en la paródica  El blanco, el amarillo y el negro (1974).



Gian Maria Volonté Pseudónimo: John Wells Milán, Italia, 9 de abril de 1933-Florina, Grecia, 6 de diciembre de 1994.

Diplomado en la Academia de Arte Dramático, comienza su carrera artística en teatro y televisión, antes de pasar al cine en los años sesenta con filmes como La conquista de la Atlántida, El terrorista y Celos a la italiana. Su inmenso talento le hace participar en revolucionarias tramas políticas, sociales e intelectuales que se rodaron en esa época por toda Europa: Investigación sobre un ciudadano libre de toda sospecha (1970), Sacco y Vanzetti (1971)… Encarnó  a dos personajes reales como el gánster Lucky Luziano (1973), el astrónomo perseguido por la Iglesia Giordano Bruno (1973) y el político asesinado de El caso Moro (1986). Su última película la rodó en España: Tirano Banderas (1993).


A pesar de no haber realizado numerosas películas en comparación con sus coetáneos, no hay duda que su sola intervención en los dos clásicos de Sergio Leone, Por un puñado de dólares y La muerte tenía un precio, es suficiente motivo para considerarle una de sus máximos exponentes. En la primera encarna al mexicano Ramón, un sádico indeseable, y en la segundo a otro malvado, denominado “El indio”, consumidor de marihuana. En ambas acaba enfrentándose en duelo con el héroe de la película, Clint Eastwood.
Su última aportación al western en Vent d’est (1969) creada por “Grupo Dziga Vertov”, realiza un filosofal estudio de los estereotipos del spaghetti western que sirve para realizar una crítica sobre la burguesía.


Laura Pérez Marco A2


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