viernes, 6 de diciembre de 2013

JOAQUÍN ROMERO MARCHENT Y EL WESTERN ESPAÑOL (III): HOYO DE MANZANARES Y ÚLTIMOS FILMS JUNTO A JOSÉ MALLORQUÍ.

Cabalgando hacia la muerte supondrá una nueva aventura del personaje creado por Mallorquí. Además, contará con caras ya conocidas, como Jesús Franco en el guión o Frank Latimore en el papel de justiciero enmascarado. Incluso los personajes secundarios así como el equipo técnico y artístico apenas varía. Pero, ¿por qué se le ocurre al director madrileño resucitar al Zorro?. Según él mismo indica: Era la oportunidad de volver sobre el tema, con mejores posibilidades de producción y rodando en color. Ya te digo, era un momento en que interesaba hacer películas de aventuras, porque Censura no te dejaba otra cosa.”

Y aquí entra en juego, además de la censura franquista reiteradamente mencionada, la financiación. Este factor es el que permite que, durante el rodaje de esta película, se forme uno de los escenarios más emblemáticos del Euro-western: el poblado de Hoyo de Manzanares. Principalmente conocido por ser el lugar de rodaje de la Trilogía del Dolar, aquí se filmaron Tres hombres buenos (1963), Bienvenido padre Murray (1963) o La tumba del Pistolero (1964) entre otros muchos westerns. 

Primer modelo del Poblado Hoyo de Manzanares
Su construcción se llevó a cabo a petición de Manzanos, aunque realmente los decoradores José Luis Galicia y Jaime Pérez Cubero fueron los impulsores de la idea. Supone un cambio radical en el cine del Oeste español e incluso europeo, pues hasta ahora sólo se habían realizado escenarios efímeros que tras finalizar el rodaje eran desmontados. Como indica el propio Marchent: “Se trataba de rodar allí westerns con una cierta continuidad, era un buen momento para este tipo de cine”. La construcción de este poblado supuso la profusión de cine western a partir de 1963, ya que era necesario rentabilizar la inversión de este costoso decorado. Para ver más imágenes de su evolución ir aquí

"Saloon" del poblado Hoyo de Manzanares en el año 1963
Volviendo a Cabalgando hacia la muerte (1962), excepto por algunas variaciones en su argumento, sigue el esquema de Western hispano trazado por Marchent y descrito por Christopher Frayling. La estética va acercándose más al Far West, aunque la ambientación propia del personaje del Zorro sigue presente. También hay que mencionar a Rafael Pacheco, encargado de la fotografía, y que impregnará de un cierto dramatismo al film mediante la utilización de contrastes. Asimismo, el papel de la mujer ganará algo de importancia, aunque será unas cuantas películas después, en Antes llega la muerte (1964), cuando este hecho se ponga realmente de manifiesto. En conclusión, este film supone una continuación de la saga de Mallorquí, pero con una evolución en todos los ámbitos: argumental, interpretativo y artístico. Todo ello contribuyó al éxito de Cabalgando hacia la muerte en el mercado italiano, lo que garantizaba las coproduciones con Italia de la mano del ya conocido Alberto Grimaldi.


En este contexto aparece Tres hombres buenos (1963), último film de Marchent en el que estarán presentes Eduardo Manzanos y José Mallorquí. Esta película rompe con el modelo de western hispano proyectado por el director madrileño y gestado en torno a la figura de los coyotes. ¿Por qué sucede esto?. Básicamente por que hay una mayor producción de films del género western en España (hay que recordar la construcción del Poblado de Hoyo de Manzanares), lo que provoca su diversificación y, por tanto, la quiebra del modelo trazado por Marchent. Esto conlleva que algunos rasgos como la marcada españolidad de los personajes vayan perdiendo importancia, aunque en este film aún quedan ciertos vestigios. La progresiva desaparición de rasgos culturales españoles comienza a manifestar la futura internacionalización del género que se dará entre 1964 y 1965.

Tres hombres buenos introduce dos actores que a partir de este momento aparecerán de forma reiterada en la mayoría de spaghetti western durante la década de 1960: Fernando Sancho y Aldo Sambrell. Este último ganará una gran popularidad al ser el secundario por excelencia en la mayor parte de las películas de Sergio Leone. En cuanto a Fernando Sancho, en palabras del propio Marchent: “Fernando Sancho fue una auténtica estrella en los 60 gracias al Western. […] Imitaba muy bien al típico mexicano del Oeste. Entonces se me ocurrió darle un papel en Tres hombres buenos y a partir de ahí no paro de hacer mexicanos. En El sabor de la venganza (1963) su intervención fue una imposición de Grimaldi, ese personaje no estaba en el guión.”


Escena de Tres hombres buenos, 1963
El argumento gira en torno a la historia de Guzman (Geoffrey Horne), un rico hacendado norteamericano que busca venganza por el asesinato de su esposa. Para ello cuenta con la ayuda de un mejicano, Diego de Abriles, al que da vida el ya mencionado Fernando Sancho, y el pistolero portugués Joao Silveira, interpretado por Paul Piaget, un habitual de los films de Marchent y que obtendrá un papel de mayor relevancia en este caso. La complejidad argumental en comparación a sus western previos queda patente, principalmente por el trío que da nombre a la película. La peculiar relación entre Diego de Abriles y Joao Silveria no ha de pasar desapercibida. El propio pistolero luso dice que el mejicano es “el mejor de sus enemigos”. Junto a esto, la coletilla que el personaje interpretado por Piaget emplea reiteradamente: “cuando me digas eso, sonríe”, pone de manifiesto de qué manera tan lograda están caracterizados los personajes. En conclusión, un film de una calidad innegable dentro del género western. Y no podía ser menos, ya que era la última vez que Mallorquí, Manzanos y Marchent trabajarían juntos. Incluso quizá Sergio Leone estuviese influido por Tres hombres buenos para la realización de El bueno, el feo y el malo (Il buono, il brutto, il cattivo, 1966), aunque en este caso no son más que suposiciones.

Todos estos elementos favorecieron a que Tres hombres buenos tuviese una gran repercusión en tierras italianas. Y gracias a ello, una nueva coproducción hispano-italiana con Joaquín Romero Marchent a la cabeza: El sabor de la venganza (1963). Con este film se inicia una nueva etapa para el director madrileño, aunque esto queda relegado a una próxima entrada.

BIBLIOGRAFÍA:
  • Gutiérrez Recacha, P. "Spanish Western. El cine del Oeste como subgénero español (1954-1965)", Madrid, 2010.
  • Aguilar, Carlos. "Joaquín Romero Marchent. La firmeza del profesional", Almería, 1999. 
  • Urquijo, Patxi. "Joaquín Romero Marchent. La visión humanista.", Nosferatu 41-42, 2002, pp 194-206.

 Mario Bañón Lorente 2ºA3


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